NOVIEMBRE
En
noviembre se ensanchan los hombros de los montes.
Subirán
los ríos a sus cumbres
para
sostener lunas apócrifas,
luces
de cuando el mundo
se
engendraba a sí mismo,
cuando
tu carne y la mía
eran
intuición oscura
entre
la hierba anónima.
Por
eso se ensanchan los hombros de los montes
y
se hacen elásticas las clavículas del viento.
Hay
que aguantar el peso
del
cuerpo sobre el cuerpo
cuando
el amor habita
el
centro de las ingles.
En
noviembre se ensanchan los hombros de los montes
Para
alojar el agua seminal,
agua
testicular
que
brota de ese sol
disfuncionalmente
erecto
olvidado
del ritmo
de
los cuerpos ardientes.
En
noviembre seremos lo que nunca hemos sido:
Esqueletos
sin nombre
con
la muerte asombrada
recuerdo
de una carne
construida
de besos
de
labios en los labios.
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