ROCE
TU SANGRE
Rocé
tu sangre
durante
el último camino.
Llevo
los pies mojados de recuerdos,
de
huellas tatuadas
en
la espalda de la ausencia.
Ensartados
tus labios, beso a beso,
con
un olvido grabado en los bolsillos.
Las
manos cuajadas de trozos del ayer,
de
horas rotas, de añicos de tu piel.
Rocé
tu sangre. Surgieron
esquirlas
de tu cintura
abrazada,
ceñida, circunvalada
de
puentes de piel colgante,
de
yedras nostálgicas de fusión y contacto.
Cuerpo
a cuerpo,
este
brillo de lenguas que se tocan
hasta
escalar el aliento.
Quiero
instalarme en tus ojos,
a
la sombra de tus pestañas menguantes.
Y
apoyado en tus párpados, dormir
el
cansancio infinito
de
esta sangre peregrina
que
persigue tu sangre
para
hacer de la muerte
el
último amor, el último.
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