NADIE
ME INDICO
Nadie me indicó la dirección
de tu nombre.
Nadie me habló de la altura
a la que colgabas los besos
para que el sol les diera
su ardor definitivo.
No supe tu calle,
los adoquines de luz
que formaban tu cuerpo,
las caricias ordenadas por
manos olvidadas
que argumentaban tu espalda,
el blanco de tu vientre con
sabor a agua limpia,
tus piernas,
y ese puñal clavado
en tu centro vital.
Nadie habló con mi soledad
para encontrar la tuya.
Pero estamos aquí,
intercambiadas las bocas,
abrazados los labios,
aplaudiendo las lenguas
las cinturas victoriosas.
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