RAJOY DUERME DESNUDO
Me los dijeron ayer las lenguas de doble filo: Rajoy
duerme desnudo. Harto de corbata, de traje, de zapatos italianos y camisas de
seda, el presidente siente la necesidad de dejar colgado en una silla todo lo
que arrastra su cuerpo atlético durante el día y aprovecha la noche para darse
el gusto de verse sin los ornamentos presidenciales. Pero sobre todo, a Rajoy
le pesan los plasmas, esas pantallas fronteras entre los ciudadanos, los
periodistas y su discurso. El cuerpo le pide cercanía, contacto, chatos en el
bar de Manolo o comidas en el Ritz rodeado de albañiles degustando los tapers
que la buena de Viri le ha preparado el día anterior para que hagan juego con
las fiambreras de los obreretes del andamio.
D. Mariano ha recortado de todo durante estos cuatro
años. Han disminuido los servicios sociales, las ayudas a dependientes, las
inversiones en educación e investigación, en sanidad y en todo lo que se puso
al alcance de sus tijeras salvadoras. Y no iban a ser menos sus apariciones
ante la prensa. Pocas veces se ha puesto delante de un micrófono y cuando lo ha
hecho ha procurado elegir las preguntas que debían hacerle y los periodistas
que debían formularlas. Sin embargo resultaba inevitable que algún plumilla
enemigo colara su maligna pregunta para la cual el presidente llevaba preparada
la respuesta oportuna. Al presidente le preguntaban por la dimisión de un
ministro como Gallardón y él respondía que la economía iba viento en popa y que
estábamos siendo salvados del abismo en que nos dejó Zapatero. Le preguntaban
por los mensajes amorosos enviados a Bárcenas y Rajoy respondía que la economía
iba viento en popa y que estábamos siendo salvados del abismo en que nos dejó
Zapatero. Y si algún osado interlocutor le indagaba sobre el número escandaloso
de hogares sin ingresos para lo más elementalmente vital, él respondía que la
economía…nos dejó Zapatero. Pero hay que reconocerle que alguna vez tuvo
iniciativas propias. Recuerden cuando le preguntaron sobre las informaciones de
prensa sobre los sueldos en negro. D. Mariano, haciendo un alarde de
improvisación, respondió que todo era mentira menos alguna cosa. Ese día los
ministros acudieron a palacio para felicitar y felicitarse de la capacidad de
comunicación que tenía el presidente.
Pero si había algo de lo que Rajoy se despojaba cada
noche era de los plasmas. No soportaba la obligación que le imponían su
asesores de hablar a través de una pantalla que separaba a los periodistas de
su discurso. Incluso el marido de Celia Villalobos había pensado en poner
concertinas en la pantalla por si algún periodista escalaba y llegaba a
enfrentarse cara a cara con el presidente. Había que detener en la frontera de
la legalidad a quienes deseaban hacerle al presidente preguntas no pactadas o a
aquellos que venían de cadenas de televisión que martilleaban con el tema de la
corrupción. La corrupción estaba más acá del plasma. Más allá estaba la
inmaculada concepción del PP concebida sin pecado original y crucificada por
las hordas judeomasónicas.
Ahora es otra cosa. Rajoy se ha vuelto campechano,
hace deporte con pantalón corto y calcetines blancos, se toma una caña apoyado
en la barra de un bar de barrio y besa todo lo que se pone por delante, desde
el pie de la Macarena a la muchacha de ojos verdes y labios carnosos, desde una
viejita desdentada a un bebé que llora porque no está acostumbrado a unos
brazos presidenciales. ¿Por qué los candidatos besan a todo el que se pone por
delante? No lo sé, pero unas elecciones sin besos es como un gazpacho sin sal.
Tal vez los besos dan seguridad a los candidatos. Y
Rajoy está tan seguro de que la economía va viento en popa…Zapatero, que tiene
que besar hasta el Cristo de Medinaceli. Además es consciente de que él es el único
que puede seguir viendo cómo en España empieza a amanecer. Un muchacho con
coleta y camisa barata de Alcampo no puede dirigir un país aunque sea doctor en
Ciencias Políticas, Licenciado y con master en no sé cuántas disciplinas, ni un
imberbe como Rivera porque para franquista se basta él solito, ni el padre de
Monedero con VOX donde reside toda la ultraderecha de una país instalado en la
mediocridad del centro, ni el guaperas Sánchez que va sembrando tópicos y
párrafos grises y sin contenido creador por las plazas de los pueblos. Sólo
Rajoy se sabe salvador del mundo que quita los pecados y nos hace dignos del
complot de la economía contra los derechos más humanos.
Son las tantas. A esas horas no hay partidos de fútbol
ni carreras ciclistas. Rajoy se desvincula de su cargo de presidente y se
duerme desnudo como le recomienda el marido de Celia Villalobos.
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