AMANTES (1º)
Cuarenta años tal vez. Quiero ser
realista y pedir lo imposible. Mayo del sesenta y ocho. Dos años tú. Algunos
más yo. Hoy tú cuarenta. Yo tomando la última curva. Enfermo. Haciendo amistad con la muerte. Ignoramos lo que es el tiempo. A lo mejor una
oquedad. Una circunferencia sin principio ni fin. Un corredor sin retorno. La
vida sólo una ergometría. Correr. Más aprisa. Más rápido. Para no ir a ninguna
parte. Sin vuelta atrás. El tiempo no tiene pasado ni futuro. Por eso no
podemos hacer el amor. Porque aquella tarde ya no existe. No podremos hacerlo
mañana porque mañana es una palabra. Sólo una palabra. Y cuando decimos mañana
tal vez nombramos la muerte. Porque estoy enfermo y no me he muerto ayer. Mañana
me moriré. Y no quiero estar muerto ante ti. Me da vergüenza mostrarme muerto.
Cuando viste mi desnudez tú también estabas desnuda. Nos amamos como las olas.
Apretando el viento. Aquella tarde de marzo. Un racimo el amor aquella tarde. Desnudos los dos. Pero vivos.
No quiero que veas mi muerte envuelta en un sudario. Manos sin caricias. Sin
abrazos los brazos. Sin besos los besos. Deberíamos hacer el amor hoy.
Mostrarnos como somos. Cuarenta años tú.
Dame cobijo. Vengo mojado, sudando, definitivamente apuñalado.
Certeramente herido. A lo mejor ya no soy yo. Y soy lo póstumo de mí. Postura.
Sólo postura. Igual que si estuviera muerto. Los muertos son postura. Como las
catedrales. Para siempre así. Acúname. Necesito que alguien me acune para
sentirme en movimiento. Pon tu cuerpo aquí. No tengas miedo al frío. Envuélveme
entre tus piernas. Acabo de regresar de
una huida. Es mi regreso. Y te he encontrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario