TU
ERES RIO
Me hice amigo del río.
Tocaba la piel del agua,
y cada tarde
paseábamos
ciñendo las cinturas.
Nadie tiene las manos de un río,
los ojos de un río,
loa labios de un río,
la carne de un río.
De la alegría hablamos,
de penas,
de orillas que
ejercen de jaula,
de orillas que oprimen
sus caderas soñadoras de caderas,
de cuerpos desnudos
penetrando su cuerpo azul.
Me fui enamorando despacio,
gota a gota,
como un adolescente se enamora
de una colegiala rubia,
con ojos de horizonte,
con pechos de amapola,
con un amanecer entre sus muslos.
Un día le pregunté su nombre.
-Me llamo como ella.
Soy ella.
Dije tu nombre.
Comprendí
que todos los ríos
se llaman como tú.
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