CUMPLEAÑOS
No sé quién decidió que dos
y dos son cuatro.
Ignoro la importancia de los
números
si no consiguen ser un
resumen de los sueños.
No logro conjugar corazón e hipotenusa,
el amor con el cuadrado de
los lados del triángulo.
No encuentro la armonía entre
tus pechos
y el teorema de Pitágoras.
Nada es infinito.
Sólo tú no terminas nunca,
eres inabarcable
para una ciencia que define
lo que puede romperse
si el tiempo se propone
encontrar sus entrañas.
Sólo tú indescifrable,
misterio insostenible entre
las coordenadas
del cerebro empeñado en
comprenderte.
Eres tiempo.
Tiempo que va de primavera a
primavera.
Y llenas vida,
cumples vida,
la haces plenitud
en el continente de una
belleza indescriptible,
en un cuerpo desafiante
con la gravedad de Newton.
Renuncio a comprenderte
porque no quiero que seas
comprensible,
porque incógnita te
prefiero,
como oscuridad brillante te
amo,
como esfera impenetrable te
deseo,
como planeta independiente,
luz autónoma,
sin dependencia del ojo que
te admira,
de las manos que buscan tu
piel irrenunciable,
de los labios que recuerdan
la mariposa de tu vientre
intemporal.
Así te amo.
Te respiro así,
envuelta en tiempo
para amarte sin tiempo,
tiempo cumpliendo,
siendo el siempre,
el nunca,
el hoy del mañana,
del ayer,
intemporal tú
eternizándote.
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