jueves, 30 de enero de 2014

ELLA





Las sábanas eran la ausencia de su cuerpo
Un beso bajo la almohada
Un corazón pintado en la pared.
Entreabierta la puerta como sus labios ayer.
La llamé por su nombre.
Quise preguntarle,
pero ya no estaba.
No estaba.
No estaba…


miércoles, 29 de enero de 2014

DE VUELTA


De vuelta a mí,
hacia mí mismo.
Camino inverso a ti.
Exiliado de tus ojos,
despedido de tus labios,
sin un árbol donde beber la sombra,
donde acostar el cansancio
para que se convierta en olvido,
olvido imposible,
en distancia,
en lejanía de tu cuerpo,
promesa inalcanzable.
De vuelta,
no sé exactamente a dónde,
desde el musgo-paraíso
de tu vientre
columpiado en el ramaje loco
de un viento sin nombre.
Hay fronteras de escarcha
que tabican los ojos,
que insonorizan las palabras
sembradas en tu piel
como una cosecha de caricias.


lunes, 27 de enero de 2014

TU PALABRA


Se agrieta la palabra en el camino
entre tu boca y el aire.
Se seca la luna entre tus labios
y tu luz no consigue ser la piel de mi piel.  
Y entonces nos miramos como ciegos.
No alcanzamos las manos con las manos,
no llego hasta tus ramas,
paralíticos árboles del miedo.
Se anuda la palabra,
se endurece su carne
y la mastica el silencio
y rueda en la garganta
sobre sí misma
sin avanzar
hasta mi espera.
Se queda en el camino,
el hermoso sendero de tu adentro,
el misterio colgado de tus cejas,
ansias descendiendo
de la cumbre de tus pechos.
Tu palabra cansada
de hacer camino
se arrincona en los pliegues
de tu sombra interior.
Ahí está.
Con el miedo de un pájaro
que inaugura las alas
y acepta el vértigo
de rodar por el aire
apoyado en la luz.
Misterio eres,
somos  misterio.


MASTURBACION



Ahora resulta que dicen algunos que la masturbación es una forma de aborto. Algo de eso apuntaba cuando a alguien se le ocurrió denominarla onanismo. Equivocó el contexto en que la biblia acuñó el término. Cuando algún varón moría sin dejar descendencia, el hermano del difunto venía obligado a fecundar a su cuñada. Cuando Onán fue llamado para este menester, él interrumpió el acto sexual y no permitió que su semen se depositara en el interior de su cuñada, sino que se derramó fuera. A este derrame exterior  (marcha atrás le denominan ahora tras la invención del automóvil) y a la consiguiente negación de descendencia a su hermano le llamaron onanismo. La maldad de esta retirada no estaba en la pérdida de semen, ni en el disfrute sexual que generaba, sino en la negación a aportar a su hermano algo que él no había podido llevar a cabo: descendencia.

Superada esa visión negativa que entrañaba morir sin dejar un hijo plantado en la vida, es evidente que la masturbación proporciona un placer. Y aquí, creo yo, es donde las religiones han encontrado materia para atribuirle una categoría de maldad, de pecado. Ignace Leep expuso la teoría de que la masturbación era perversa porque en el fondo era un placer voluntariamente no compartido,  si no disfrutado en soledad. De hecho también se le llama “pecado solitario” Y este autor atribuye su maldad al hecho de experimentar un placer sin hacer partícipe a nadie. El pecado consiste, para él, en el egoísmo que encierra.

Pero lo que resulta aberrante es que en el siglo XXI alguien retome teorías totalmente superadas y diga que la masturbación es un aborto porque el material que el varón desprende podría ser procreativo si se depositara en el conducto femenino. Según esta teoría la masturbación femenina no sería un aborto por razones obvias. O tal vez todo sea una confusión porque, partiendo de una visión extremadamente machista, resulta incomprensible que la mujer se masturbe. Ella existe para complementar la alegría sexual del varón, pero no para gozar de sus propias caricias. Sería por tanto una maldad del macho no asequible por la hembra.

 Contrario a  lo expuesto, pienso que todo nace en una visión miope, desviada y contraria a la unidad y unicidad del ser humano. Las religiones, que son las que condenan la masturbación, tienen una visión dual de la vida frente a los dioses: el dolor es bueno porque redime los pecados y es agradable a las divinidades y el placer es perverso porque no purga la maldad humana y porque la felicidad es sólo patrimonio de otra vida extra mundana que está más allá del tiempo y del cuerpo. El espíritu es bueno y mala la carne. Y ahí se plasma esa división en la que el ser humano libra su lucha. El espíritu debe vencer a la materia porque sólo importa la victoria de aquel sobre el despreciable barro artesanal de la piel.

Las religiones tienen una visión absolutamente negativa del cuerpo humano. El cristianismo y catolicismo en concreto son representante excelsos de esta visión maligna. Y a lo largo de la geografía corporal hay zonas especialmente perversas. Y esas son las genitales. Los jerarcas eclesiásticos parecen tener el sexo entre los parietales y en consecuencia ser sus órganos pensantes. Todo lo que se haga alrededor de ellos o con ellos es perverso si no conlleva una intención procreadora. Dios –dicen- ha hecho placentero el encuentro sexual entre hombre y mujer para atraernos con ese disfrute a la procreación. Pero de por sí el placer, incluso compartido, es malo sino incluye intenciones de fecundación.  De ahí que la masturbación, las relaciones homosexuales, las caricias, los besos y todo lo que conlleva un disfrute haya que condenarlo. Y empobrecen la sexualidad reservándola al deleite que brota de las ingles, sin admitir que somos sexuados, es decir, que es la totalidad del ser humano (y no sólo el cuerpo) el que vibra, el que se estremece, el que siente el vértigo de su propia sexualidad.

El destinatario de la grandeza sexual es el propio ser humano. La procreación es una consecuencia, pero no la única. Y el placer no es una sublimación procreativa. Es una reacción corporal que asigna una plenitud a su ejercicio.

La masturbación, en consecuencia, ni es perversa, ni desemboca en ceguera ni reblandecimiento dorsal con la consiguiente deformación ósea. Es una fuente de placer, de plenitud a la que todos tenemos derecho dejando atrás remordimientos de pecado o consecuencias enfermizas.


La masturbación es un diálogo amoroso con uno mismo.

domingo, 26 de enero de 2014

NO TENDRÁN MIS MANOS






No tendrán mis manos de piedra
tu cuerpo de agua.
No han sabido mis ojos descifrar
el argumento de tu mirada
deslizada por el esófago azul
de mis sábanas.
No conoces la historia de mis manos,
bajando por tu vientre,
hasta el centro del mundo.
Quiero informarte que mis besos
tienen una historia de olvidos olvidados
hasta que editaron el roce de tus labios,
hasta que me vendaron el aliento
y lo abandonaron a las afueras de tu espalda,
en el centro de tus muslos
encargado de sembrar las rosas negras
y azules de nostalgia.
Quiero notificarte que mi cuerpo
se me rompió aquel día
en que se despeñó por la memoria
de un río vertical.
Te advierto que vengo
de lunas destruidas,
de vientos arruinados,
de estrellas cansadas
de tanto pisar huellas
y dibujar vías lácteas.
Debes saber la biografía de mis manos
para que no sospeches nunca
de quien sostiene tus pechos,
de quien anilla tu cintura
y te pone los besos
a la altura de tus ojos.
Ahora tengo músculos de musgo
para apretar tu silencio
Sin dañarte la piel,
Sin herirte los sueños.


AQUELLA TARDE









Qué fue de aquella tarde
de lunas asomadas,
besos horizontales
circunvalando tu cuerpo
con tu melena azul entre mis manos.
Palabra tu piel, palabra
de futuro inconcreto.
Horizontes tus labios, horizontes
de vientres nublados.
Hay días sin tardes, sin noches
para amarte despacio.
Se enamoraron los ríos
con la última mirada,
la lejanía última,
con el adiós eterno que nos puso
la soledad en el vértice
de los pinos con nieve.
Estamos más solos,
a lo mejor más muertos,
más impares
sin el vientre de los besos.
Qué fue de aquella tarde
de caminos tragados,
de huellas sin pies,
 de abrazos sin  abrazos.
Junto al hombre sin hombre

te sigo esperando.
NO SE SI TENDRE





No sé si tendré tiempo
para soñarte de nuevo.
Me cita,
me convoca con prisas
porque a veces la muerte llega tarde.
Cumple órdenes –dice-
No tiene iniciativa –dice-
Es una exigencia –dice-
y por eso le pagan –dice-
La disculpo.
La entiendo.
Obrera al fin y al cabo
con un quehacer impuesto.
Como tú.
Como yo.
Madrugando
por un trozo de pan,
por una ración de besos,
por esa luna que guardas
para las noches sin luna.
No sé si tendré tiempo
para regresar a ti,
para preguntarte
si conservas la sombra
del último abrazo,
la sílaba última
del último encuentro.
Al final no sabré
si soy yo el que se ha ido
o eres tú.
Sólo sé que no estamos.


sábado, 25 de enero de 2014

VOY



                                Que la vida se tome la pena de matarme
                                ya que yo no me tomo la pena de vivir  
                                                                              (Machado)





Voy desde mí a no sé dónde.
Por un camino pregunto
aunque no vaya a ninguna parte
porque tampoco hay una meta.
¿Para qué andar entonces?
Hay que admitir el sin sentido.
Hay que preguntar sabiendo
que no hay respuesta.
Es la inutilidad de la pasión
el sufrimiento frustrante
de odiar el amor,
de amar el odio
sin una razón que conforme
conciencia y corazón.
Andar sin caminos,
pisar sin suelo,
saltar para hundirnos,
flotar boca abajo para ahogarnos
inexorablemente.
A no sé dónde
porque no hay un dónde
donde finalice y empiece
la sombra acogedora
que albergue el cansancio

de haber existido.
ESTA HERIDA





No me cabe el olvido en el costado,
en esta herida oscura
abierta como un río
en la piel de la hierba.
El olvido es un hueco perforado,
una hendidura cavada
para enterrar el aire
y que ignore el corazón
el vientre del oxígeno.
El olvido adelgaza la memoria,
la impregna de ceniza,
le pone una cruz en la almohada
y un mármol protector
para que no beban los pájaros
el agua disecada de las venas.
Escuece el olvido
sangrado de limones
amargos de salitre
que cuece la carne y la destruye
para que se suiciden los gusanos.
Eso es la muerte,
perder la memoria de ayer,
estrangular el tiempo
para que no supure rincones y recuerdos.
Plano el olvido
como la muerte plana.
Tú paralela postura sobre mí,
como entonces ¿te acuerdas?
en las noches caóticas de amor
girando los cuerpos como planetas sin ejes
sin más destino que el gemido de las ingles.
No me cabe el olvido en el costado.
Compártelo conmigo
para que pueda morirme poco a poco
como se muere el mar
bajo la piel de la arena.


viernes, 24 de enero de 2014

NADA EXISTIA



Nada existía
antes de que tú existieras.
Eres el principio de los ríos,
el útero donde nacen los montes.
Tu vientre es la palabra
donde reside el mundo,
y  se construye el tiempo.
Nada existía
hasta que el barro
se enamoró del agua
y pusieron su amor entre tus manos.
Tu soplo anduvo la sangre,
los vientos se hicieron alegría.
Alguien ajardinó el camino de tus ojos,
y organizó la hierba sembrada entre tus manos.
Nada existía
hasta que designaste la jerarquía de los vientos
hasta que fundiste tu cuerpo con mi cuerpo
y el mar  expulsó el primer gemido
rota la bolsa líquida de la luna.
Nada existía hasta que tú
pusiste nombre a las cosas
y la rosa supo que era rosa,
tomó el trigo conciencia de amapola
y el tiempo se ahormó a cada reloj
y descansa en sus agujas,
la muerte designada
que me crece por dentro.
Nada existía
hasta que tú te hiciste a ti misma diosa azul,
perfil de esperanza inalcanzable,
pan para mi boca,
zanja para que habite
mi cuerpo desahuciado,
mi cansancio infinito,
mi última derrota.
Ya está todo creado.
Sólo falta el olvido
para ir poco a poco
desalojando la tristeza,
el arrepentimiento de existir para nada.


jueves, 23 de enero de 2014

TU SILENCIO



Me llama tu silencio,
la voz de tu distancia.
Tu lejanía toca
el hombro de mi palabra
y me vuelvo hacia ti
para encontrar tu boca,
entreabierta,
luna menguante
para albergar mi aliento
Silencio eres si toco
la frontera de tu piel,
si dejo mis huellas en tu carne
para identificarme cuando viva,
para que pongan mi nombre sobre el mármol
cuando muera
y me reconozca la tierra
leyéndote los ojos.
Tu silencio me hace,
barro y agua,
estructura
con hambre de tiempo,
con ansias de cuerpo,
con vocación de andar tus galerías
buscándote.
No me niegues tu silencio,
el que fragua mi olvido
y  pronuncia tu nombre
y me acostumbra a sentirte
como un mar bajo la piel.


LA INDIGNIDAD DEL TRABAJO


Tuve un catedrático de ética que dejó huella en mi quehacer humano. El trabajo, decía, dignifica al ser humano porque es su aportación a la construcción de un mundo que continuamente debe ser conformado como casa de la humanidad. Ser hacedor del mundo mediante el trabajo le aporta una dimensión de grandeza al esfuerzo personal de cada trabajador. Utópico, le llamaban a D. Julio. Teórico, le decían. Influyó tanto en mí, que con el correr de los años, me honra que me tachen de teórico, de utópico. Es algo que siempre llevo en la frente, pero pertenece a la hermosa herencia que me dejó aquel catedrático de ética.

Después vino el encuentro con lo que muchos denominan la vida, la realidad. Y uno fue aprendiendo otra lección: el trabajo era  una forma de ganarse el pan de cada día. Y era también una manera de sometimiento a un jefe en detrimento de la propia libertad.. Y nos enfrentamos a esa frase tan real, tan real, que hiere los ojos cuando se la mira de frente: “trabajar para otro” Nada de coadyuvar a la creación del mundo, al devenir del cosmos, de la historia, junto a los demás.. Es más exactamente colocarse debajo. La realidad consiste en engordar billeteras ajenas a base de doblar la espalda propia. Sí, es más bien la victoria de la realidad sobre la utopía. Mi profesor murió hace unos años. Yo sigo aquí, enfrentando la náusea sartriana, debatiendo la dualidad en que se erige mi historia personal, como tú con la tuya.

En estos momentos de estafa convertida en crisis, siento la orfandad que me produce su ausencia. Me gustaría poder quedar con él, tomar un café y pedirle que me abra caminos para regresar a sus enseñanzas, a mi urgencia personal y comunitaria para hacer del trabajo un elemento dignificante y volver así a aquella utopía laica pero bendita. La crisis, me diría, no ha producido la caída de los bancos. Por el contrario, la estafa de los bancos ha ocasionado la crisis, donde somos seres malditos, condenados por el capital.Y ahora, como siempre, pagan los más pobres.

Los países del sur de Europa se desangran. Hay una verdadera hemoptisis que extenúa el organismo sureño. Son millones los europeos que no tienen trabajo, que no tienen posibilidad de conseguirlo, aunque se les consuma la vida en la angustia de su búsqueda. Una persona de cincuenta años no tiene futuro porque es considerado demasiado viejo. Un ciudadano de veinticinco no tiene futuro porque es demasiado joven. Eso han conseguido: arrancar el futuro del horizonte vital de la gente. Y cuando no se tiene futuro se está muerto, definitivamente muerto.

Se abre cada vez más el muro vergonzante entre los que más tienen y los que no tienen nada. Sólo les queda el hambre, la sanidad convertida en negocio, el dolor en mercancía, enseñanza subastada al mejor postor, el desahucio y la carencia de derechos elementales como la libertad de expresión o de manifestación. Los pobres son peligrosos. Cuantos menos derechos tengan, mejor.

Los gobiernos se han convertido en prestidigitadores que nos hacen ver horizontes de colores, pero horizontes como escombros de luz. Y se repite machaconamente que el dinero de los ricos es el que crea riqueza, cuando en realidad es el sudor del trabajador el que engorda las cuentas bancarias de unos pocos, porque estas siempre se nutren de lo que injustamente se detrae de las espaldas  del de abajo. El trabajo es el que crea dinero. El empresario lo que hace es poner en el mercado ese dinero ganado para que le produzca más dinero. Debemos colocar a cada participante en el orden de salida que le corresponde.

Bruselas acaba de programar el futuro para los pueblos sureños. No habrá posibilidad de encontrar un trabajo que dignifique. Quien consiga un puesto de trabajo recibirá un sueldo tan exiguo que no le permitirá llevar una vida digna. Necesitará que los gobiernos suplementen esa percepción para poder más o menos comer. Es decir, la esclavitud se nos pone delante como meta y coordenada vital. Se convierte el hambre, la carencia de todo y el miedo en criterios para aceptar o rechazar ese puesto de esclavo. Un estómago que aúlla termina sometiéndose al chantaje miserable: esto es lo que hay y si no te sometes hay diez mil esperando su turno. Y si los gobiernos, escudándose en situaciones espurias, aseguran que no pueden llenar ese complemento, trabajaremos, pero sin que ello suponga una vida con un mínimo de dignidad. Los empresarios no podrán ni siquiera acudir a aquella falsa aseveración que afirmaba que daban de comer a quince familias (cuando la verdad era que quince familias le daban de comer a él). Hasta hace poco trabajar por mil euros estaba mal visto. Ahora te ofrecen cuatrocientos y parece que te están haciendo un favor.

Y esto es lo que viene porque esto es lo que se han propuesto con este genocidio económico.

La historia necesita un giro copernicano.  Mi viejo profesor siempre tuvo una ira contenida, envuelta en la paz de una sonrisa redentora. Hoy volvería a repetirme que las guerras las hacen los ricos, pero que las revoluciones sólo las hacen los pobres. Queda la esperanza como creación del futuro.







miércoles, 22 de enero de 2014

NO SE SI…



No sé si me recuerdas.
Hace tiempo que el tiempo no existe.
Yo fui sólo instante
diminuto como el beso de un niño.
Nos denudamos cada noche ante el espejo,
ese espléndido cubo de basura
y tiramos las sobras para perros imaginarios.
Besamos la belleza reservada,
los labios, los pechos,
los muslos perfilados,
el sexo erguido,
capaz la espalda de soportar el abrazo.
Hacemos bella la noche
con lunas apretadas,
con el amor fluyendo como espuma de mar.
Fue entonces,
así,
repentino como un rayo,
estremeciendo como un terremoto al mundo
potente como un monte el amor,
relajado después el sexo como un sueño.
No sé si me recuerdas.
Fui un instante tan sólo,
una abreviatura,
un aire que se inspira
para expulsarlo
cargado de miasmas.
No sé si me recuerdas.
No importa. Soy un muerto
desde ayer a las cinco de la tarde.


martes, 21 de enero de 2014

TENGO LA SANGRE



Tengo la sangre llena de banderas
que delimitan el espacio de tus huellas,
el camino que hiciste aquella tarde
hasta llegar al centro de mí mismo.
Era el río
y la hierba
y aquel árbol
que entornó sus ojos
para no ver tu carne
mordida de luna.
Reconozco que me impuso tu boca
la obligación  de  existir
confiriéndome tiempo suficiente
para acumular una muerte
como herencia y propiedad absoluta.
Nací de ti
y en ti me hierve la ternura
sentida como un mar que invade
mi esencia de arena.
Tengo la sangre
amanecida  entre los besos
que delimitan el espacio de tus huellas,
el camino que hiciste aquella tarde
hasta llegar al centro de mí mismo.



domingo, 19 de enero de 2014

ANOCHECER


Quiero anochecer.
Quiero que me anochezcas,
que me den sombra tus manos.
Hazme eclipse
interponiendo besos
entre tu piel y mis labios.
Se nos está cayendo
la tarde de las manos
y en la oscuridad se pierde
la antigüedad de los cuerpos.
Quiero anochecer.
Quiero que me anochezcas.
No me tapes con esa tristeza
dura, gris, de plomo.
Quiero la luna desnuda,
hundirme en los huecos de su cuerpo
cuando tú me anochezcas.


TE PIENSO


Sólo pensamiento, tú.
Sólo nombre.
Piel además
y beso.
Caricia entre las manos
y aliento
para pintar tu perfil.
Te pienso.
Ojos rubios.
Rubio el vello
sembrado
en la espuma azul
de tu cuerpo.
Te pienso
para existir,
para fecundar el vientre
de las amapolas.
Si  un día
olvido  tus besos
tomaré conciencia
de que es hora de morir,
de no pensarte,
de taparme de olvido,
del silencio.


sábado, 18 de enero de 2014

LUZ PARTIDA




Se ha partido la luz
como se parte un puñado de nueces
por culpa de otra luz interior
que nace de tu piel
y crece en el asombro.
Nieva tarde esta tarde.
El tiempo se fracciona
en copos
y el frío se reúne
en la hierba colgada
de tus pestañas azules.
Cuando me anochezcas
provocaré una luna.
Invocaré tus manos
para taparme la ausencia
y abandonar la memoria
en esta fecha concreta


AQUELLA CALLE


   
                                               A todos los que en Burgos (Gamonal) 
                                              han luchado por su calle




No tenía esperanzas la calle
o estaba enterrada en adoquines.
Piel de asfalto impenetrable
a las huellas gritadas
de los pobres que exigen
el pan honrado del día.
Una calle cualquiera,
monopolio de dictadores enanos
que desangran los huesos sometidos,
los derechos luchados,
las victorias logradas.
Las calles son andamios de pueblo,
de sudor que madruga,
de cansancio rendido
cuando la tarde es tarde
y no hay fuerzas para empujar las ingles
y averiguar la noche
caliente de la novia.
Están dormidos los niños,
apilados en el cuarto del fondo,
soñando quinielas,
envidiando a Ronaldo
y el agua caliente de la ducha.
Y mañana otra vez,
a defender asfalto y adoquines
para que nadie se apropie
de la escuela,
del mercado donde fían arenques
hasta que pague el patrón.
Alguien quiere colgarle
jardines a la calle
y hacerla señorita con nombre de avenida.
Pero ellos le han tomado cariño
porque es calle pobre,
porque sabe de monos azules,
de tacones que resaltan las cinturas,
de manos perdidas en los muslos
en  portales reformados con esfuerzos.
Y madrugan por su calle,
y gritan por su calle,
y soportan calumnias por su calle,
y rompen las gargantas por su calle,
por su calle de siempre,
por las huellas archivadas de abuelos que se fueron,
de madres que descansan en paz
de hombres que emigraron
dejando el corazón en los baúles.
Hoy luchan por su calle
porque es la herencia única
que dejarán a los que vienen

empujando la historia.