viernes, 31 de agosto de 2012


QUINIENTOS DIEZ Y SIETE




Quinientos diez y siete desahucios diarios se practican en España. A una media de cuatro miembros por unidad familiar, arroja un total de 2068 personas empujadas al frío, al calor, a los puentes, a la lluvia, a la nieve, a los cajeros, a las aceras. Hipotecas truncadas por trabajos truncados. Dejaron incluso de comer para pagar sus techos euro a euro, para que los banqueros compraran un yate al contado, para que cenaran con el Rey vestidos de monarcas disimulando su oscuro oficio de usureros.

Madre con ochenta años sudados entre lutos de posguerra y partos con palangana y trapos limpios. Hijos de espinazo  doblado y azadón de patatas y pimientos. Nueras  con manos agrietadas de aceitunas. Nieto con portátil para que no sea albañil de piropo, tortilla y vino tinto. Juntos, todos juntos, como un ramo de vida, de lágrimas, de camas enamoradas los sábados, de alegrías veniales cuando se juntan los primos, cuando la primera comunión del niño-almirante, de novia prematura ella, de entierro, porque otra vez la pena, penita, pena.

Unas tierras con cuatro vacas. Si tuvieran unas tierras con cuatro vacas, producirían leche, la venderían, montarían su propia fábrica, cuajarían quesos, yogures, tetra briks o cartones que es más fácil decir. Y poco a poco… Estuvo de acuerdo el rodrigo rato cualquiera, lentes y manguitos antes, traje Corte Inglés ahora, corbata del día del padre. “Te debe avalar tu madre”  “Puedes rescatar la hipoteca cuando montes tu clesa imperial y a vivir que son dos días” Y madre puso la huella y Pepe firmó despacio para no saltarse una letra de su apellido Fernández, aunque siempre le llamaron Benito-sin-techo, nunca supo por qué.

Por fin la tierra y las vacas. Se creyó terrateniente y ganadero. Lo miraba todo desde su ventana mañanera y creía que en sus dominios no se ponía el sol. Había que regar la tierra porque los pastos eran tallos de agua. Y comían las vacas, vaya si comían. Rumiando una sonrisa, una alegría de vida tranquila. Y el dinero se devoraba a sí mismo. Y el rato-corte-inglés amenazaba. Benito, más dinero, que no tienes para la amortización del mes, que me ha amonestado el director, que te denuncian, que el juez no entiende de sueños rotos, que los antidisturbios por si acaso, que si el juzgado.

Y madre-ochenta-años en la calle. Hijos-espinazo-de-azadón. Nieto-portátil. Nueras-cerrando-las-piernas-del-alma para no engendrar. Y Benito-sin-techo escociéndole el apodo.

¿Y qué tengo que hacer ahora? Buscarte un puente, Benito-sin-techo. Buscar una manta para tu madre-pos-guerra, para tu hijo-portátil, para tu mujer-cerrada. Y tú a llorar mientras pagas con tu llanto el castillo derruido, tu clesa imperial enterrada como un sueño oscuro.

Quinientas diez y siete tumbas de escombros. Sueños incinerados en la caja mortuoria de los bancos. Para que otros puedan comprarse yates al contado mientras tú no tienes a quien contarle tu asco. 2.068 seres humanos deshumanizados por la musculatura del dinero inventado para unos pocos a costa de muchos. Vidas construidas sobre las ruinas de las vidas.

Madre de huella enlutada. Huella maldita que empujó las paredes embargadas, los tallos de luz que alimentaban el ganado, las vacas decorando museos de dinero.

2.068 Benitos diarios sin techo. 2.068 Benitos aplastados, sin resurrección posible porque hay que pagar los intereses del sueño durante 25 años todavía..



jueves, 30 de agosto de 2012


LA MADRE QUE LA PARIO



Muchos se acordarán. Fue por el ochenta y dos. Cuando Felipe. España venía del ayer. Oscura España. Saliendo del hambre, de la mordaza, de las cunetas. Suárez, guapo oficial. Mujeres de falda corta casi recién estrenada votando a aquel perfil que bajaba las escaleras, cualquier escalera, con ademán de modelo barrio Salamanca.

Felipe guapo también. Con morritos de beso a distancia. Como si el franquismo, acabado en sí mismo, hubiera puesto en pie una hermosura masculina recién inventada no dispensada a las mujeres porque siempre fueron hermosas nuestras mujeres. Franco, maltratador de la historia, nunca pudo con las cinturas de giralda de tanta viuda dolida. Era la edad de la pana. Para chaquetas de izquierdas, pantalones de izquierda, programas de izquierda. Elecciones ganadas, triunfantes, desfilando bajo un arco de sables, de tricornios serios, de generales redentores. Y Alfonso vicepresidente. No como Soraya modelo Pedro J. Alfonso gafas carey,  chocolatinas en el bolsillo. Lo dijo un día Alfonso Guerra, o dicen que lo dijo: “Cuando nos vayamos, a España no la va a conocer ni la madre que la parió”  Llegó la sanidad universal, las carreteras, los trenes de alta velocidad, los puentes como abrazos, las pensiones, las autovías, los derechos laborales, la derrota de los Pirineos y la entrada en Europa. Y vino la OTAN y Juan Guerra y Filesa. Mataba ETA. Mataba el GAL. Ministros en la cárcel. Y el pueblo soberano mandó a los socialistas a la historia. Pero Alfonso tuvo razón: a España no la conocía ni la madre que la parió.

José María Aznar-el-milagro-soy-yo. Aznar-emperador-coronado-de-Azores-  Aznar-pectoral-tableta. Aznar-guerrero-del-antifaz-Irak. Aznar-zapatos-descansando-en-la-barriga-de-Buhs.

José Luis Rodríguez Zapatero. Talante-sonrisa-oblícua. Zapatero-antibuhs-probuhs. Zapatero-alianza-civilizaciones. Zapatero-anticrisis-con-crisis-en-los-ojos. Zapatero-bendiciendo-amor-homosexual. Zapatero-creando-derechos-sociales. Zapatero-derrotado-por-Zapatero. Zapatero-lejos-de-Zapatero-por-la-niebla-de-León-y los-ojos-de-Sonsoles.

Rajoy-noqueado-en-las-urnas. Noqueado-por-Aznar. Noqueado-por-Esperanza-viperina. Rajoy-promesa-promesa-promesa. Que crearé empleo hasta tres millones. Que no subiré impuestos. Que subiré las pensiones. Que pondré firme a Europa y degradaré a la generala Merkel. Que no subiré las “chuchessss”  Que pondré a la crisis de rodillas. Que qué se habrán creído la prima de riesgo, las agencias, el tal Banco Central Europeo. Que presiono y nadie me presiona. Que la “roja”  será azul, nunca roja. Que esto es bonito. Que os voy a devolver la felicidad. Que en España empieza a amanecer. Que por fin soy presidente. Presidente para siempre porque imprime carácter, que me lo ha dicho Rouco bendito, la Virgen del Rocío y hasta santa Esperanza Aguirre y nuestra señora de los Dolores Cospedal, patrona de los trabajadores. Que tenemos cuerpo y alma y esto me reconforta y también es bonito porque todo es bonito, muy bonito.

Yo, Rajoy, también soy milagro. He promulgado una ley para crear empleo y se han parido desempleados. He promulgado una ley de transparencia fiscal para que nazca una amnistía fiscal. He hecho de la prima de riesgo la niña soñada que nunca tuve. He jurado amor eterno a Merkel traicionando a los vivos, no como Zapatero que traicionó a los muertos.  He regalado la sanidad porque no era mi negociado y los ricos se merecían una recompensa, que bastante luchan Rosell y Rato y Arturo Fernández. Y estoy colonizando Laponia con vagos que no buscan trabajo y no voy a regalarles cuatrocientos euros. Y le he dicho a Wert que aplaste la cultura y la educación porque Franco lo hizo y estuvo cuarenta años en un chalet de El Pardo. Y Floriano, Pons, Cospedal diciendo que dijeron pero que no dijeron. Y exigiendo el hombro para llevar a España en parihuelas porque la herencia recibida tributa por donaciones y actos jurídicos documentados y el notario mayor del reino, un tal ex-alcalde-ex-presidente-ex-Gallardón, está ocupado en hacer mujeres-mujeres. Y De Guindos y Montoro en el ring para circo que distraiga. Y Ana Mato como una Belén Esteban degradando la muerte, circuncidando farmacias, ahuyentando sidas moros, haciendo caridad cristiana en subhospitales de barrio porque el dolor es una herencia de los pobres como el IVA es una herencia de Zapatero. Porque España es tan una, grande y libre que hasta en los contenedores hay comida, porque hasta Caritas, porque hasta el IBI de la mitra episcopal se ha librado del IBI, porque hasta regalo once mil millones de euros a una Iglesia pobre, de los pobres y para los pobres y que se los queda la Jerarquía porque ya no hay pobres, porque tienen albergues y cajeros y bocas de metro en invierno y un cartón de don simón cuando la nieve.

Yo, Rajoy, soy el milagro. Y cuando perfeccione mi obra cantaré que viva España y no quiero que a los toros te lleves la minifalda y si quieres ser conductor de primera y vamos a contar mentiras…

Yo, Rajoy, soy el milagro. Si alguna vez me voy, a España no la va a conocer ni la madre que la parió.


sábado, 25 de agosto de 2012


LA SONRISA DE LA VIRGEN




La sonrisa es el escalofrío venial de la ternura. El alma se apoya en los labios para saludar al mundo y el mundo lanza un brindis al tendido de la alegría. La sonrisa es el primer beso de  complicidad entre dos cuerpos que se desean, entre dos caricias que se funden, entre dos ríos con vocación de mar.

No me seduce la carcajada. Es como un terremoto interior que alborota la sangre, que disloca el corazón, que desordena la arboleda de las venas. Prefiero entre las manos la sonrisa temblorosa como un recién nacido.

La ministra Fátima Báñez no sonríe nunca. Es nuestra señora de la carcajada. Crujiente su carcajada cuando anuncia una reforma laboral para crear empleo y resulta que fabrica parados. Cuando Arenas pierde las elecciones andaluzas y ella zapatea una carcajada con tacones de aguja. Los trabajadores pueden ser tratados con la dureza de quien golpea una pelota de golf, se les puede despedir porque el empresario adivina los beneficios del futuro pero los convierte en pérdidas, porque sobran los jueces para dictaminar derecho en mano, porque los ERES son una cifra romántica, porque Laponia es un nuevo polígono industrial con piscina, campo de tiro y tenis-pantalón-camisa-lacoste, porque cuatrocientos euros son demasiado lujo y no es bueno ver a un parado en una boutique calvin klein, porque ella sabe que muchos no buscan trabajo porque algunos  emplean los cuatrocientos euros en chalets de La Moraleja, porque muchos tienen padres con pensiones de quinientos cincuenta euros que dan para jamón varias jotas para el hijo, la nuera y el bebé mal acostumbrado a varios biberones diarios. Fátima es austera en todo menos en la carcajada. España es para ella una carcajada soleada de turistas a los que el ministro Soria atrae porque sabe que en el Caribe las playas son propiedad privada de los mosquitos. Se carcajea cuando la niña Fabra aspira a que se jodan los que sufren los recortes y sobre todo si son parados. Los diputados aplauden a Rajoy cuando hace reformas que algunos malintencionados llaman recortes, la niña Fabra blasfema y a Fátima se le vuelve borbotones el alma y se le hace  faralaes la cintura.

Fátima estuvo en el Rocío. Saltó la verja tal vez. De incógnito y sin escolta, olvidado el twiter para que jueguen sus hijos mientras los socialistas la calumnian y empata con Monago-presidente-pata-negra-extremeño. No sé si a caballo, amazona con zajones y sombrero de ala ancha. Pero estuvo y se lo dijo de virgen a virgen-rocío-cova-de-iria: España va bien, que ya lo confirmó Aznar en otro tiempo. España saldrá mañana de la crisis, pasado mañana lo más tarde. Y bajarán los impuestos, bajará el IVA, subirán las pensiones para que los viejos bailen en Ibiza y se fumen un porro a la salud de los bancos y banqueros, y no habrá parados y la sanidad se habrá olvidado de Ana Mato y el cáncer será una flor entre los pechos hermosos de la giralda.

Y al Rocío “chico” se fue Rajoy y descubrió que tenemos alma. Todos tenemos alma, hasta los parados, auque algunos la cambiaron por un bollo con aceite o manteca colorá. Y Rajoy se puso metafísico y descubrió lo bonito que es ocuparse del alma despreciando la langosta en la que tanto piensan los pobres. Merkel, Rato, De Guindos, Montoro están obsesionados con el PIB, la prima de riesgo, la agencias y por eso se quedan sin tocar lo bonito de la existencia.

Rajoy volvió a su monasterio de La Moncloa, guardó sus manos en la anchura de sus mangas trapenses y se enfundó en el silencio gregoriano bajo la cúpula sixtina de su mayoría absoluta.

Fátima apostató de la sonrisa y se subió a la noria gigante de la carcajada antimariana. La sonrisa de la Virgen se olvidó más allás de la verja rociera.


jueves, 2 de agosto de 2012


ESA AMANTE



La seguía de noche, cuando la luna quería. A pleno sol la seguía. Celoso de su cintura cuando Aznar, cuando Zapatero la abrazaban. Cuando el matrimonio homosexual, cuando la ley de dependencia, cuando la memoria histórica, cuando crecían los derechos de la mujer. Cada movimiento de su cuerpo en las manos de otro, en la alegría de otro, en el disfrute de otro. Se hacía querer sin llegar, sin permitir las manos, los labios. Piropos, sólo piropos hasta que volvía la espalda en las urnas y se marchaba con otro hasta Moncloa a convivir con el consentimiento del pueblo. Sólo quedaban cada mañana los mapas, cada tarde los mapas, cada noche los mapas.

Noviembre por fin. Dos mil once. 20-N en Cuelgamuros y en el rincón del corazón de muchos. Fecha agazapada, cubierta de burka negro, con un olvido sin olvido. Venía de crear tres millones de puestos de trabajo,  de bajar los impuestos para alegrar el consumo, de subir las pensiones para que los viejos bailen en Ibiza, de que los dependientes tengan cariño para alimentarse de caricias. “Mariano, devuélvenos la alegría” Y Mariano, gozoso de viagra para una amante conseguida, repartió tallos vedes de gloria para que España tuviera lo que Zapatero le había arrebatado. Y quiso hacer de la amante emperatriz de Lavapies y adornarle con claveles la Gran Vía…

Europa, Merkel, los mercados, la prima de riesgo, el Ibex treinta y tantos. La presentó a sus contertulios y pretendió obligarlos a doblarse ante la amante-amante, cortejada y conseguida, cada noche arrullada, honrada cada día como la legítima bendecida, como la Bruni de ayer con Sarkozy desterrado.

Montoro, De Guindos, Soraya, María Dolores, besando cada mañana a la amante del jefe. Envidiándola Esperanza porque Esperanza lleva años envidiando, lleva el odio en los genes, en el gesto retorcido de desprecio, porque le escuece más lo que no es, lo que nunca será, que lo conseguido en la Puerta del Sol con uvas  fin de año y  15-M acampando.

“Mariano, devuélvenos la alegría”  Mariano cansado, con el sabor amargo que deja la amante, la oscura relación del deseo consumado, la imposibilidad de decirle que se acaba el amor, que cada noche se extrañan las estrellas y se odian las exigencia de un cuerpo joven que chorrea lujuria por las sábanas de seda. Mariano sufre turbulencias interiores, baches aéreos que descompensan la altura, vértigo de cumbre añorada y odiada, al mismo tiempo todo, porque así es el amor, imán devorador y deseo de huida.

A Mariano lo acorralan los despechos. Despechada Merkel que tiene a Europa en un puño. Los mercados, la prima, el BCE, el FMI. El ministro dependiente de Alemania que impulsa su silla y atropella a Grecia e Italia. Hay mucho despecho por el cariño olvidado. “Es una deuda que tienes que pagar como se pagan las deudas del amor” Y Mariano recuerda a la compañera Angela que coloca la disyuntiva de siempre: O España o yo, Mariano. Y Mariano sabe que siempre se vuelve a aquel primer amor. Y sube los impuestos a los de más abajo. Wert-ministro desnuda la educación que para eso es ministro de educación. Y Mato mata la sanidad. Y así se va desguazando el consumo, a base de IVA engrandecido, de pensiones mutiladas, de dependencia abandonada, de pago sobre pago y pago de medicamentos, de pagas extras sustraídas, de sueldos congelados y disminuidos, de despidos masivos, de reformas laborales para crear empleo que en realidad es una fábrica de parados, de hospitales a media asta, de ayudas al hambre suprimidas, de un millón setecientas mil familias sin que ningún miembro pueda salir cada mañana a comprar pan, con trescientos mil niños con una sola comida al día.

No es reconocida la amante. Odiada parece por destruida. Sin iniciativa para restaurarla. Flácida de muslos y de pechos.

Algunos la recordamos todavía cuando iba entusiasmada hacia el progreso, hacia el bienestar social, hacia la alegría de la convivencia en libertad. Porque existió antes de que el nazismo económico la encerrara en el campo de concentración donde si entras pierdes toda esperanza. Y allí estamos, comiéndonos unos a otros para que se sacien los bancos, para pagar las deudas del desprecio. Merkel tiene elecciones y tiene que ganarlas pisando cadáveres. No importan. Ya no sienten. Ella quiere un imperio donde no se ponga el sol.

Morirse poco a poco es muy duro. Pero no hay que preocuparse. Uno termina muriéndose. Que nadie llore. Cada uno se envuelve en su mortaja de pena, de asco y se hace tierra fecunda, para siempre tierra.