domingo, 24 de junio de 2012


MITRA ENAMORADA




Se ha enamorado el Obispo. Por aquella tierra ancha como el mar. Por donde Jorge Cafrune, Atahualpa y Gardel. Por donde la palabra se convierte en seda. Por donde el dulce de leche se hace humanidad gaucha de orgullo, bife y caballo. Por donde el Buenos Aires moderno, Mar del Plata añorada, La Plata de trazos paralelos. Por donde tuve un amor que se habrá hecho mayor como los trigales. Rusita le llamaban. Pero no era su nombre. Era por su blancura rubia, su altura cimbreante, el azul de sus ojos de nube azul exiliada.

Se ha enamorado el Obispo. Corazón primero. Seguro que corazón primero. Casi nadie tiene en cuenta el corazón de un Obispo. Casi nadie ha tenido en sus manos el corazón tembloroso de un Obispo. Corazón-potro. Corazón desbocado. Corazón solo. Corazón pedigüeño, exigente, rebelde contra  leyes injustas que ignoran que sístole y diástole fundan vida. Se ha enamorado el Obispo. Entrepierna después y también. Ante un cuerpo gritando caricias. Besos gritando. Cintura para la suavidad de unas manos. Sexo pidiendo ternura.

Se ha enamorado el Obispo. Los vimos en el agua. Estrenando amistad con el mar, poniendo de testigo al mar, haciendo cómplice al mar. Olas laicas bendiciendo. Espuma laica bendiciendo. Salitre laico bendiciendo. De rodilla en el agua el Obispo enamorado, la mujer enamorada. Ante la diosa agua, creadora presocrática de vida. Rezándole al viento que se bañaba al lado del amor de un Obispo enamorado, de una mujer con la cintura erecta de brisa sorprendida por el amor de una mitra enamorada.

Al fin y al cabo eso es la vida. Ir camino del amor, andar enamorándose, haciendo huella por los pechos de una mujer seda y viento y escalofrío y vértigo. Dejando fechas en la boca de un hombre, en el sexo de un hombre, en el temblor de un hombre. Ahí van, hombre y mujer, patrocinando la vida, cuerpo dentro del cuerpo, permanencia en el otro. Porque tocar la carne es buscar el alma incorporada, habitante distante de la carne cercana.

Se ha enamorado el Obispo. Papa escandalizado, Pontífices escandalizados, sacerdotes escandalizados, seglares escandalizados. Los que proclaman el amor, lo que predican el amor como eje alrededor del que debe girar en redondo la vida, escandalizados. Apostatando de las caricias, de los besos, de los cuerpos empotrados, de almas que van de la mano, de caminos que juntan sus árboles para agrandar la redondez de una sombra que es hogar, residencia, estancia ancha hasta que la muerte se adentre y se haga última mirada, despedida última, hasta cuándo, cariño de hueso hasta siempre.

Se ha enamorado el Obispo Fernando María Bargalló. Por los cincuenta y tantos va. Por una edad sin edad ella. Con besos seguro incomprensibles, con la piel rozando la piel provocada, con el abrazo que hace projimidad del cuerpo. Con el amor descubierto sin más requisitos que los labios entreabiertos como lunas menguantes.

Tú y yo no los conocemos, pero se nos parecen. ¿Te acuerdas cómo nos quisimos? ¿Vives cómo nos queremos? Fue aquella entrevista para un  periódico del sur. Me la pidió Javierre, José María. Ya se fue. Tú y yo estamos aquí. Por entonces empezamos a sentirnos. Porque también fue el mar, por la Chipiona de Rocío, de la Virgen de Regla morenita, morochita diría el Obispo enamorado. Porque le comentamos también a las olas que nos estábamos queriendo. Yo andaba por entonces como ahora, escribiendo. Tú andabas empeñada en el cambio del mundo. Juntamos las manos, los besos, un hijo y todavía estamos palpándonos el alma

Claro que no soy Obispo y tú no eres empresaria. No tuvimos una cruz en el pecho ni un anillo urbi et orbe. Eramos de calle, de adoquín y ladrillo hipotecado. Pensé nuestro cariño y me acordé del Obispo que se topó con el amor como si fuera un monte. Tal vez fue por el mar, por las olas testigos, por tus ojos de espuma, por mis manos de sal, por los cuerpos de viento, por el hijo que nació a las cinco en punto de la tarde, cuando España es torera, cuando le chorreó  la vida a Ignacio Sánchez Mejías, cuando el luto de Lorca, cuando el alma derrumbada de Federico.

Se enamoró el Obispo. Alta ella como una palmera. Conciencia retorcida de dolor desobediente,  él. En un mar sufriente de olas laicas. Tú y yo nos quisimos porque nos quisimos y nos comprendió la brisa y aquí estamos.

No sé por qué, pensando en tí esta mañana,  me acordé del Obispo enamorado.


sábado, 23 de junio de 2012


LA CINTURA DE ESPAÑA




España no está en estado. La llevaron a urgencias. Hasta arriba el dolor por los pasillos. Olor a vómito y mierda. Cánulas de oxígeno pisadas, sin querer pero pisadas, y la disnea apretando los pulmones. Ana Mato fumándose un rato de descanso porque no hay camas que hacer, calculando la caravana de sufrimiento, inyectando a ratos recortes para que se entere la EPOC que es un castigo del tabaco como el infierno es la pena de una masturbación de soledad. De pie España, por los pasillos largos, sosteniéndose el vientre, recuerdo de aquella noche de amor, de faldas al aire entre rosales, de besos con prisas de  militar con permiso. Al fin el turno. Merkel y Hollande camilleros. Mercados, prima de riesgo, déficit becario superándose-master en agencias de calificación. Rajoy ecógrafo, cables blancos, pantalla negra-grecian dos mil. No hay nada dentro. Vientre hueco el de España. A lo sumo adherencias. Cinco millones de parados, pobres ahondando en los contenedores de Carrefour caducados, viejos pidiendo iboprufeno en la puerta de una Iglesia para el reuma puñetero, desahuciados durmiendo en cajeros de bancos que desahucian, dependientes que no saben qué hacer con su carencia sin que nadie empuje una silla de cariño. No hay nada por dentro. Vientre hueco  de España. A lo sumo adherencias de las que no hay que preocuparse. Ya se encargan el asco, la desesperación, la muerte arrinconada hasta que salta como una solución con un disparo en la sien.

No habrá debate sobre el estado de la Nación porque la Nación no está en “estado” Lo ha perdido todo en los retretes de Europa y el Parlamento de debe celebrar sesiones en los retretes. Ellos tienen una próstata fácil y ellas seda por los  altos adentros y tangas rojos y negros cansados en bancos azules de ministerios.

Rajoy ha suprimido el debate sobre el estado de la Nación. Ha hecho bien, muy bien. No se puede tomar la palabra en vano. Es pecado y Mariano es un converso arrodillado ante Rouco y Escrivá de Balaguer-ministro-del-Interior. Se ha hecho margarita con pétalos blancos plastificados y un oro falso central empeñado en Bankia cuando Bankia no se llamaba Blesa, ni Rato, ni un señor indemnizado de Bilbao de cuyo nombre no puedo acordarme. ¿El rescate ha sido bueno o dañino? ¿Afecta al deficit o no? ¿Lo pagaremos entre todos o sólo los bancos? ¿Habrá más recortes o no? ¿Subirá el IVA o no? ¿Bastan cien mil millones o no? El gobierno es una hermosa margarita. ¿Me quiere? ¿No me quiere?

España no es Grecia, ni Italia, ni Uganda. España ni siquiera es España. No somos nada. Puta barata para especuladores que nos dan el revolcón contra el ibex treinta y tantos. España es un recortable para que juegue Wert y Soria pueda decirle a los mineros que no hay dinero para el carbón. Doscientos millones necesitan los estómagos negros de la minería. Mucho dinero. No puede ser. Con el hambre que ya hay en España no se notará el hambre oscura de los pozos.  Nos acostumbraremos a la pena penita pena...Que canten los niños, las esposas, las novias sin vientres acariciados. Que sigan con su orgullo de mono limpio, de casco iluminado como lunas diminutas. No hay dinero. El ministro Soria no puede extraer doscientos millones. Se le ha  secado el bolsillo. El eco por los montes: SOY MINERO... Cien mil millones para los bancos. Se ha hecho un gran esfuerzo. Se lo merecen los mármoles, las moquetas, los despachos con flores renovadas cada mañana. Cien mil millones para los rolex, Armani, Audi blindado y sonrisa engominada. Cantaban...SOY BANQUERO... Suena mejor.  El hombre no es igual que el hombre, ¿Qué somos cada uno?

No habrá debate. No hay nada que discutir. Somos lo que somos si nos dejan ser. Nada más. Un sombra que sigue a un cuerpo por un capricho del sol. Son el cuerpo los otros. Muchos sólo la sombra.  Sombra de perro oscuro, a la espera del pan, de las sobras tiradas sobre estómagos huecos, sobre vientres vacíos, abortados los sueños, suicidadas las utopías por el 68 en los adoquines de un París reventón.

domingo, 17 de junio de 2012


HABRA RESURRECCION?





Cuando la vida se hace costumbre pierde su sentido dinámico y se convierte en quietud momificada. La pérdida de asombro desnuda la existencia, la cosifica y la convierte en carencia de creatividad. Llega entonces la fosilización hecha recuerdo, oscura memoria, ayer sin mañana de resurrección. El rico epulón –cuenta el evangelio- contempla sus posesiones, se regodea en su dominio y exclama: “ya puedo descansar”  Esa noche, murió. Cuando renunciamos a nuestra vocación poética (vocación de creación) y decidimos que el futuro no nos necesita, no tiene sentido continuar existiendo. Si la historia nos cabe en las manos y nos privamos de la construcción del futuro, es lógica la muerte como frustración existencial. Sin el imán del futuro carece de dinamismo el presente y la quietud se deposita en la oscuridad de un ataúd para devolverlo a los grises brazos de la tierra.

La Iglesia se ha convertido en estatua de sal de tanto mirar hacia atrás, aunque es triste que su retrospectiva no llegue hasta los primeros cristianos, sino que alcance sólo hasta más o menos Constantino. En su empeño de negar una vocación de testigo, de levadura, de sal, la Iglesia va destruyendo su futuro. El despegue del mundo científico, de la investigación, del avance, le va despegando una dermis que no deja ver una nueva piel y la carne en vivo es siempre desagradable e inadecuada para el acercamiento amoroso. Esta permanencia anclada en el pasado constituye un veneno que maltrata el futuro hasta la extinción.

Gregory Baum nos alerta de la provisionalidad de la historia. Töffler nos previene de un ahora que no lleva en su vientre un mañana. El hombre de hoy ha tomado conciencia de su propio peregrinaje y de que su propio ser es una temporalidad ascendente, que la historia es una decisión del mañana. Renuncia así a una seguridad anquilosante para experimentar la dimensión de vértigo que le otorga su quehacer humano.

Nada de lo anterior es admitido por una Iglesia aferrada a verdades desde siempre adquiridas y para siempre promulgadas. Incluso los católicos le exigen que diga lo que siempre ha dicho y traducen este empecinamiento doctrinal en fidelidad a un mensaje que nunca se sabe de dónde ha salido ni en qué se fundamenta. La mujer nunca podrá aspirar al sacerdocio porq1ue –dice la Jerarquía- así lo quiso Cristo. Pero en ninguna recta exégesis le lleva a fundamentar una doctrina como ésta. Y así, otras afirmaciones  sobre células madre, homosexualidad, eutanasia, aborto, preferencia de virginidad sobre ejercicio sexual, sexualidad-pecado si se  ejerce como fuente de placer sin terminación fecunda, prohibición de fecundación in vitro…


Cuando el Parlamento de un estado aconfesional legisla sobre materias concretas sin tener en cuenta esta posición de la Jerarquía, ella argumenta relativismo, secularización, laicismo, anticlericalismo y lo que es peor persecución. El mal siempre les viene de fuera. Como diría Sartre, el infierno son los otros. Poseedora de la verdad absoluta, enrocada en un dogmatismo irracional y acientífico, ejerce un papel de condena, de amenazas, de anatemas. Cuando Reig Pla junto con muchos otros Obispos define la homosexualidad como una enfermedad, se siente perseguido si alguien esboza una sonrisa de indiferencia. Cuando condena el nacimiento programado de una criatura para curar la enfermedad terminal de un  hermano, el mundo de la ciencia se sacude la caspa de los hombros. Cuando se vitupera el amor ejercido a través del sexo, las hormonas se ponen de pie y agitan la bandera libertaria del placer. Cuando se estrangula el condón, el diu o la píldora poscoital, el amor se pone elegante para decorar la vida de quien lo ejerce. Cuando se proclama la estima de la Iglesia por  la mujer al tiempo que se la reduce a un papel de planchadora, ella enarbola su dignidad ante el mundo.

Podríamos seguir hasta casi el infinito. Nos quedamos con la teología de la liberación, con el trabajo esforzado a favor del estómago de los pobres, con los que comparten hombro con hombro la miseria, la soledad, la angustia de los olvidados de la historia. Ellos poseen la tierra. Para esa Iglesia oficial ¿habrá resurrección?


sábado, 16 de junio de 2012


LLANTO POR LA DIGNIDAD.




“Los hombres no lloran”, frase de músculos machos de la familia, los vecinos, los amigos. “Un hombre macho no debe llorar”, decía Gardel, decía el tango, decía la voz porteña del Buenos Aires querido. No tiene sentido hoy lo de macho. Cada vez tenemos más prohibido ser hombres, mujeres, niños. Estamos perdiendo el derecho a ser simplemente humanos. Van sobrando los espejos. No hay nada que mirar en ellos. Sólo nos queda una huella antigua, ignoro si genética, para firmar ante notario la rendición aceptada de los acontecimientos.

Yo viví aquellos tiempos en que nos batíamos por la posesión de una belleza femenina, por el centro genital de su hermosura. Pero nos hemos envainado la gallardía desfasada. Desaparecimos. La mujer no es un ser-para-nadie ni pone en venta el castillo de su dignidad. Lo regala a quien quiere una tarde entre rosas y palabras prendidas en la elegancia de sus caderas. Están oxidadas las armaduras de caballeros antiguos. Hoy se visten corbatas-seda-italianas, traje de esclavo Emidio Tucci y zapatos Corte-Inglés-rebajas.

Yo viví aquellos tiempos de cruzadas contra el sarraceno, de la mano de dios pantocrator, con tiaras pontificias al frente sobre callos blancos y crines por bandera. Degollábamos en nombre de Dios y Dios nos ampliaba la vida hasta un cielo seguro, propiedad sin hipotecas, porque matar era un oficio delegado de una divinidad conquistadora de tierras heréticas y blasfemas. Hemos cambiado la armadura por unas  bermudas lacoste y la espada es un móvil para enviarle besos a una colegiala de uniforme verde y blanco.

Yo viví aquellos tiempos. Y aquí sigo, sin saber que estoy viviendo, ni siquiera si vivo. Un coche que facilita la muerte a ciento ochenta kilómetros por hora, un trabajo que depende de la noche anterior del empresario, un chalé-tres-dormitorios-dos-baños y un jardín para prolongar la esclavitud de la semana,  un banco amigo, muy amigo, que se come mi pan de cada día, un cansancio acostado sábados-y-domingos para volver al lunes desnudo de ilusiones.

Y ahora los mercados, la prima de riesgo, el déficit, los intereses, la deuda soberana (por qué le llamarán así?). Y por fin EL RESCATE, la tierra prometida por mi gobierno para redimir la herencia recibida de un Zapatero exiliado, errante por los picos de Europa. Rajoy presionando a Europa. Soraya proclamando ante el mundo que nadie nos tiene que enseñar lo que tenemos que hacer. Cospedal poniendo sonrisa con mantilla a la agonía de los desahucios. Fátima-Cova-de-Iria desempleando a los empleados que para eso consulta con la Blanca Paloma los eres con pasaporte a Laponia.

Ya no existen  hombres, mujeres o niños. Hemos vuelto a aquella estancia primitiva de una niñez donde los hombres no lloran, donde el hombre macho no debe llorar, donde las mujeres han perdido la propiedad primitiva de su cuerpo, donde los niños no son un futuro prematuro. Sólo existen los hombres de Montoro, los de negro, los del luto sin lágrimas, sin compasión, los que mastican dinero sin lastimarse las encías acostumbradas a esqueletos violados que vivieron por encima de sus posibilidades. No existe el llanto, esa sangría vivificante, que riega jazmines y azahares y perfuma el futuro y el mañana y el beso y la esperanza.

“Hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas”, dice Mark Twain. Como un alcohol en carne viva. Como el bisturí que divide para vencer más fácilmente. Como la disnea aguda que aprieta la conciencia. Nos mienten. Donde la presión ejercida era presión impuesta. Donde nadie nos decía lo que teníamos que hacer mientras nos dictaban y aceptábamos la muerte lenta en un infame gólgota. Donde la sentencia nos condenaba al hambre, a la miseria, al abandono del enfermo, al desprecio de la pobreza, a la enseñanza exclusiva para ricos, a la apropiación de techos que amparaban el amor fin de semana. Nos han despeñado la dignidad, irrecuperable tal vez. Nos la han aplastado las montañas de dinero con una primacía antihumana y deshumanizante.  

Mentiras malditas que desguazan al hombre, lo trocean, lo envasan en transparencia plastificada y se pone a la venta. Retales de humanidad quedan, por eso se ha devaluado  y se recomienda como rebaja-precio-de-saldo.

Soy tristeza, melancolía, añoranza de lo que pudo haber sido y no fue. Soy llanto, sólo llanto, por toda la dignidad usurpada para la que no hay rescate. No pido más que suicidarme para plantar mi dignidad fuera del tiempo.




lunes, 11 de junio de 2012


EL DERECHO DE SER MUJER



La mujer tiene un primer derecho: su propio cuerpo.  Y resulta chocante que cuando todos estamos de acuerdo en la necesidad de igualar los derechos de hombres y mujeres, algunos se nieguen a concederle ese primer derecho sobre su propio cuerpo y todo lo que se derive de su primacía irrenunciable.

La irrupción de la mujer como protagonista de la historia es reciente. El varón se ha encargado de mantenerla secuestrada en su cerebro,  sacándola a pasear por la entrepierna y devolviéndola a su cárcel hasta la próxima erección irrefrenable. Madre como consecuencia ineludible, cuidadora de prole, pedagoga según qué campos. La mujer no existía, sólo duraba. Se planteaban incluso los teólogos la existencia de unalma, es decir de una conciencia capaz de discernir, de ser  sensible ante la belleza, el mal, el bien, la poesía o el vibrar de su cuerpo estremecido.

No hay que ir muy lejos. Prohibido ser propietaria, abrir una cuenta bancaria, viajar sin permiso. El glorioso movimiento nacional en connivencia sacrílega con el catolicismo lo tuvo claro: parafraseando a Sartre, afirmaban las damas de la sección femenina: la mujer existe para el hombre y carece de sentido sin él. Desde sus conocimientos domésticos heredados de madres virtuosas de sagrado corazón en vos confío, hasta su belleza, todo, absolutamente todo, había sido imaginado por la divinidad creadora para el servicio del varón. Y la soltería,  prohibida como disfrute de una elección decidida, debía estar consagrada a vestir santos. A la mujer se la arrinconaba en el ámbito religioso para así despreciarla con tranquilidad de conciencia y como designio divino.

Vino Felipe y se asomó timidamente a los ojos femeninos. La mujer exigía y Felipe amó su vientre planetario. Puso condiciones, demasiadas. Cuadriculó el alma femenina y dibujó una ventana que se abriría con condiciones de respiración asistida. El plus de aire vital iría a la cárcel, como un Antonio Torres Heredia entregado a tirar al río limones redondos. Aznar abandonó a la mujer a las puertas del Tribunal Constitucional como en un orfanato vergonzante. Aido, la miembra del gobierno Zapatero,  quiso envolverla en pañales, darle calor  y soltarla  al aire de su propia decisión de libertad. Gallardón-Mato hicieron nueva cuna y otra vez al Supremo. Y D. Alberto-ministro otorgando carné de femineidad, con garantías falsamente empresariales, proclamando que la mujer sólo es plenamente mujer cuando se  corona de maternidad. Respalda Rouco-Conferencia-episcopal-presidente. A su sitio primitivo. A su paseo por entrepierna. Anulando el cuerpo estremecido, porque es pecado el placer, porque el infierno está ahí, porque sólo la maternidad da titularidad de existencia. Ana Mato mitrada, pontifical, condenando la píldora poscoital. Porque saben las farmacéuticas que la píldora toma represalias. No es tan perversa cuando la receta un médico porque la bendice el Hipócrates-hipócrita de la conciencia ministerial.

Ningún estudio científico da la razón a Mato-ministra “obsesionada, busca bajo tierra argumentos científicos que le permitan acabar con la venta libre y sin receta de la píldora poscoital, es decir, acabar con el acceso a un medicamento que hoy permite a las mujeres no tener tutela, ni judicial ni médica, a la hora de controlar su fertilidad” Lo asegura Angeles Alvarez en un excelente artículo publicado en NUEVA TRIBUNA “Resulta obsceno ver a un gobierno y una ministra más ocupados en imponer un modelo regresivo en materia de derechos reproductivos que en salvaguardar la seguridad y la libertad de las mujeres”

Cuando no se respeta el derecho de la mujer a su propio cuerpo, es imposible hablar de otros derechos y otras libertades. El ser humano está en el mundo a través de su cuerpo, dice el existencialismo francés. Si se mutila y amputa esta interacción cuerpo-mundo, estamos descontextualizando la existencia femenina, abstrayéndola de su corporeidad y encerrándola en una burbuja que nunca será la de su pleno desarrollo. Una vez devuelta a su mazmorra histórica, no hace falta despojarla de sus derechos. Se le despegan solos como consecuencia de una lepra ahistórica.

Lástima que algunos gobiernos, incluso ciertas mujeres que los componen, se empeñen con tanto ahínco en destruir lo que ya es una lucha invencible.

viernes, 8 de junio de 2012


SI YO FUERA GIRALDA




La Giralda es mucho más que Cospedal con mantilla. Sevilla no es Toledo ni falta que le hace. Si Arfe es la elegancia manchega, la Giralda es la peineta de un Guadalquivir de gala. Gran Vía, Sierpes, Campana. Cristo de la mano de Zoido-alcalde. Vitoreada la custodia del cuerpo santo como un torero de Maestranza en una feria de Abril. Cristo montera en mano, arrastrando capote, repartiendo besos a los balcones de sevillanas guapas, de azucenas-minifalda, de duquesas abrazadas a funcionarios de sueldo recortado, de Vitorio y Luchino arruinados, de monaguillos de colores. Sevilla olía a Cristo, a Zoido, a incienso. Sevilla era Oda al Santísimo de Federico-Fuentevaqueros-Lorca recién nacido hace ahora cien años. Sevilla sabía a degradación de alcalde refugiado en el chiquero del ostensorio: ”Los sevillanos confían en Cristo en esta época en que se está pasando tan mal”. El bastón del hechicero municipal azotando al Fondo Monetario Internacional, a Merkel, a Bruselas. Masticando rescate, Bankia, Rato, Blesa. Transfiriendo a Cristo la prima de riesgo, la cotización en bolsa, el Ibex no sé cuántos. Cristo-vuelta-al-ruedo los ha estoqueado a la primera. El es el Rajoy Primero de Francia- Hollande, salvador contra Guindos y Montoro. Cuando el hambre, el paro, el desahucio…Cuando se cae la sanidad, la educación, la investigación… Cuando el mes dura noventa días alargados para un sueldo recortado, para una pensión de quinientos, para un albañil de cuarenta músculos y una vergüenza de cuatrocientos veintiséis-cuatro-de-familia-y-dependiente-la-abuela…acudir a un cristo dando la vuelta a Sevilla es profanar la vida, pisotear la angustia, maltratar la pena. Zoido-alcalde lleva un Rouco dentro, una bendición urbi et orbe, una indulgencia que perdona los estómagos que gritan, los INEM con cinco millones de habitantes, los viejos pagando a plazos el ibuprofeno para el reuma puñetero.

SI YO FUERA GIRALDA…



SI YO FUERA ROCIO



Rocío es una virgen de las que ya no quedan. Nada es virgen. Pura lana virgen, dice la etiqueta. Mentira. La oveja era una prostituta prohibida de carretera,  multada por las autoridades castas, violada detrás de una esquina con condones puestos a secar, porque es incómodo el SIMCA mil, porque se puede infectar el AUDI, porque el MERCEDES es el tálamo de la novia-legal-fin-de-semana. Rocío vive en el sur, por Huelva. Allí llegan los jinetes, sombrero de ala ancha, zahones de lujo, hermandades sin hermanos, faralaes descalzas, cintura estrecha de junco, pechos asomados, entrevistos como pirámides horizontales, Tío Pepe chorreado para borracheras elegantes diferenciadas del cartón miserable Don Simón. Hay pobres pidiendo limosna y el señorito les permite oler el jamón de muchas jotas y un rebujito con agua que está muy cara la vida.

Hasta la virginidad de Huelva se fue la ministra-patrona de los parados. Cumplía su promesa de despidos, de ERES gratuitos, de indemnizaciones pagadas con céntimos. Escoltada por Arturo Fernández, Rosell, Feito recién llegado de Laponia  para ofrendar el pobrerío para que Dios los atienda, para que Caritas, para que los comedores sociales, porque ellos se han olvidado de los torneros, los albañiles, los carpinteros. Los pobres siempre están mejor con Dios que con los ricos, mejor debajo de un puente que en hoteles-Divar de cuatro estrellas humildes y a buen precio. El sudor nunca se empareja con el chanel. Las pobres duermen con franela. Ellas, desnudas, hermosamente desnudas, con cinco gotas estratégicamente llovidas. Huelen los pechos perfumados y suda la franela remangada.

Las cosas de la Blanca Paloma, su año jubilar,  han sido declarados “acontecimiento de excepcional interés público” Por eso todas las empresas, administraciones y entidades que colaboren, organicen o contribuyan a este gran evento universal podrán tener importantes deducciones fiscales, que en algunos casos llegarán hasta el 95 por ciento”. La viren, la virgen única que queda, ha sido nombrada la mejor embajadora en el mundo, aunque sin detrimento de Trillo-Yack-42, ni Margallo-el-de-Gibraltar-español.

Fátima Báñez, con nombre de virgen rescatada, intervenida por la unión desunida de Bruselas-Cova de Iria sintió un escalofrío como si la hubiera besado una ángel jinete de pura sangre: “Estoy muy emocionada porque un capote de la Virgen del Rocío siempre llega y la embajadora universal de Huelva nos ha hecho un regalo en nuestra salida de la crisis y en la búsqueda del bienestar todos los días de los ciudadanos”, ha enfatizado.


SI YO FUERA ROCIO…


Le estoy rezando a los pinos, amando a los pinos, preparando la muerte entre los pinos.

viernes, 1 de junio de 2012


LEVANTATE Y ANDA



 Este país ha vivido con frecuencia al borde del precipicio, pero siempre se ha salvado de milagro. Acostumbrados al vértigo, nos hemos colocado la alegría en el sombrero para que nada ni nadie nos apee del asombro de vivir. La indistinta pronunciación entre la B y la V  llevaba a los latinos a admirar a los españoles para los que era lo mismo “vivir que beber”  (Beati hipanii, quibus bibere est vivere) Y tentando a la esperanza, hemos ido haciendo la historia tejiendo y destejiendo los acontecimientos como una Penélope-Corte-Ingles-rebajas. Porque agrandamos lo que fuimos hasta el infinito, pero abaratamos el presente que somos.

Se nos vino el mundo abajo allá por dos mil ocho. La crisis no era crisis. Andaba Solbes habándole a Zapatero al oído. Y Zapatero, que aprendió de Jordi Sevilla economía en dos tardes, escuchaba. O a lo mejor no hizo caso a su ministro y tiró hacia delante con unas elecciones recién ganadas. Las hipotecas se llamaron “basura” para empezar a culpar así a los pobres de la hecatombe que se avecinaba. Y los pobres, con su culpa a cuestas, siguen peregrinando hacia el destierro porque estorban la recuperación bancaria, hacia la nada porque ellos y sólo ellos aportan su esfuerzo, su dinero, su trabajo, su despido, su desahucio. Los ricos tienen bastante con preocuparse de ser los que dan de comer al pobrerío sudado, entristecido, postulando un trozo de paz a las puertas del mundo.

Nos quiso devorar Europa en 2.010. Zapatero se plantó en el Congreso y se colocó a la derecha de sí mismo. Recortó, recortó, recortó. Y empezamos a no perdonarle. Decidió perder las elecciones. Pidió que alguien le echara una mano a España. Que solo no podía. Que Europa andaba ya por los Pirineos. Que se adentraba como un Napoleón de Emidio Tucci y corbata. Sonsoles rubia-pelo-corto, empezó a hacer maletas. Llamó a los niños y les habló de un chalet construido en el frío León de los recuerdos.  

Ana Oramas, a plena luz en el Congreso, una sombra menos en Canarias, ha nombrado a Montoro. El no estaba. Tiene frecuentes apretones de vientre cuando alguien quiere apretarle el alma. Montoro –dijo Ana- no ayudaría a cortar la hemorragia. Rajoy iba camino de la Moncloa y él –fiel escudero-Sancho-ministro- aseguró que prefería ver desangrarse al país. Con el barreño en la mano, aseguró que era preferible esa larga muerte agónica, sin posible eutanasia. Mariano, que estaba ya en la escalinata de palacio, haría la transfusión y España volvería a ser una, grande y libre. Montoro llamó a Pons, a Cospedal, a Soraya y empujaron. Zapatero rodó, pero Europa se quedó en los Pirineos, esperando a Rajoy como quien espera a un godó que no llegará nunca. Porque Mariano está, pero no está. Se le ha puesto cara de viernes-con-Soraya. Ahora es de Guindos quien miente o se equivoca. Es Wert quien avergüenza y Montoro quien se esconde. “Ya la levantaremos nosotros” Y gracias a Coalición Canaria y a CIU el país no fue intervenido. Montoro fingió otro apretón y se fue a llorar al WC tirando de la cadena para que el agua se llevara su tristeza por las cloacas envenenadas de Génova.

Le preguntaron a Aznar allá cuando Buhs era generalísimo de IraK: ¿Cuál es el milagro de su economía en alza”? Y D. José María-Carlos-Quinto respondió: “El milagro soy yo”. Después aprendió inglés, desterró la intimidad de su catalán, y se echó por el mundo a manchar la España que le pagaba.

Estamos aquí, ahora. Con el despido exigido por Europa, con la sanidad enferma, con la enseñanza pidiendo limosna, con la investigación a la puerta de las iglesias, con los desahucios en cada esquina, con la prima de riesgo, la recapitalización, el rescate, la opaca transparencia, el déficit. Rajoy buscando soluciones en el Marca. Pujalte con la herencia recibida en la maleta. Pons creando tres millones de puestos de trabajo. Cospedal, nuestra señora de los trabajadores, reinando. Disimulando Soraya. Floriano enmendando y enmendado sin saber a qué atenerse. Y Bankia aplastando comisiones de investigación ayudados por Divar-presidente-con-Marbella-tatuada.

Ana Oramas ha envuelto la denuncia en celofán de regalo y se la ha dado a Montoro con la vergüenza estreñida, sistémica y milagrosa. Hay viagra por los rincones a ver si a Montoro se le levanta España.